Una nueva ley en Escocia permite a cualquier persona adquirir un certificado de reconocimiento de género, cambiando su sexo a los ojos de la ley desde los 16 años, y sin necesidad de un diagnóstico médico de disforia de género. El resto de Gran Bretaña, en cambio continúa con el mínimo de 18 años y el requisito del diagnóstico.
El debate dentro de Escocia fue acalorado y la ley tuvo disidentes dentro de las filas del Partido Nacional Escocés, promotor de la norma. Además, tuvo en contra a todos los diputados Tories.
La polémica no ha terminado. El gobierno británico tiene ahora que decidir si bloquea la ley o la remite a la Corte Suprema de Londres. Escocia ha tenido durante mucho tiempo reglas separadas del resto Gran Bretaña en muchos ámbitos, desde el matrimonio hasta los juicios con jurado. La gran pregunta ahora es cómo manejar un cambio de sexo que es legal en Escocia pero ilegal en el resto de Gran Bretaña a la hora de aplicar leyes vigentes en todo el país como la Ley de Igualdad.
Por ejemplo, con la nueva ley, un varón nacido en Escocia podría solicitar ser alojado en una residencia escolar de chicas o competir en un equipo deportivo femenino en cualquier lugar de Gran Bretaña.
Una preocupación común sobre esta Ley, tal y como ya ha sucedido en países como Irlanda, Canadá o Noruega, o en el estado de California, es el efecto que produce en determinados contextos como las prisiones o los centros de acogida de mujeres vulnerables. La inclusión en estos lugares de hombres biológicos con problemas de comportamiento sexual o violento ya ha expuesto a muchas mujeres a un mayores riesgos de agresión.
Pero además, existe una derivada política de esta cuestión que atañe a la soberanía de Escocia y a las ambiciones de independencia de su ministra, Nicola Sturgeon. Si esta ley es llevada a la Corte Suprema Británica y ésta decide que el Parlamento Escocés se ha excedido en sus competencias, sería un revés para Sturgeon, que ha planteado las elecciones generales de 2025 como un referéndum de facto sobre la independencia escocesa. Y es que dos tercios de los escoceses no están de acuerdo con el núcleo de la nueva ley transgénero.
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