Starmer anuncia una drástica reforma de los servicios públicos con el objetivo de reducir el gasto

El primer ministro británico, Keir Starmer anunció esta semana una reforma radical de los servicios públicos que tiene como objetivo ahorrar a las arcas del estado unos 45.000 millones de libras. De momento, no ha concretado exactamente de donde vendrá el ahorro, sobre todo teniendo en cuenta que los suelos de los funcionarios ascienden a 10.000 millones de libras. Es decir, si todos los funcionarios del Reino Unido fueran despedidos, todavía quedarían por ahorrar 35.000 millones de libras para cumplir el plan de Starmer.

No obstante, el Primer Ministro sí que intentó concretar las áreas donde parece haber espacio para actuar y obtener más eficiencia. Y aquí es donde, nuevamente, la iniciativa del gobierno laborista tiene similitudes con la administración Trump en Estados Unidos.

Un pilar básico de la reforma, según Starmer, será la digitalización de los servicios públicos y el uso de la IA. Dentro de este objetivo, anunció planes para enviar equipos a todos los departamentos gubernamentales con la clara misión de hacer que el estado sea más innovador y eficiente.

Otra medida anunciada es la eliminación del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, un organismo separado del Servicio Nacional de Salud estatal que podría depender del estado central y cuya eliminación ahorrará permitirá prescindir de 10.000 empleos públicos.

La tercera medida anunciada por Starmer es un plan de desregulación y eliminación de la burocracia orientado, no sólo a ahorrar dinero público sino, sobre todo, a facilitarle la vida a negocios y empresas. El lenguaje de Starmer al anunciar estos planes fue muy drástico. Habló de “desmantelar el actual Estado de Control” y de que el Estado está actuando como una auténtica “industria de opositores y bloqueadores” de proyectos empresariales que, según él, está impidiendo realizar el plan  de su gobierno de construir un 1 millón y 1/2 de viviendas para finales de esta década.

Aunque Starmer fue muy claro en su diagnóstico de los problemas, fue mucho más impreciso encuanto a la solución. Y aunque se esforzó en sugerir que los funcionarios no son el problema sino que lo es el sistema en el que operan