El Tribunal Supremo británico ha dado por unanimidad la razón al Gobierno británico y ha determinado que el Parlamento escocés no tiene la facultad de convocar un nuevo referéndum de independencia. Según el tribunal, únicamente el Parlamento de Westminster puede ceder al Escocés esa facultad, en cumplimiento de la sección 30 del Acta de Escocia. Ese fue el procedimiento que permitió la celebración del referéndum de 2014 en el que venció la permanencia de Escocia en el Reino Unido.
La ministra principal para Escocia Nicola Sturgeon aspiraba a seguir el mismo curso, pero los tres últimos primeros ministros, Boris Johnson, Liz Truss y ahora Rishi Sunak, se han venido negando rotundamente a esa posibilidad, alegando que la cuestión de la independencia había quedado resuelta para una generación.
Sturgeon siguió sin embargo adelante con su empeño, logró el respaldo de la mayoría en el Parlamento escocés, incluso fijó la fecha del 19 de octubre del 2023 para la nueva consulta y llevó la cuestión al Tribunal Supremo.
El Partido Nacional Escocés que encabeza Sturgeon ha respondido al fallo convocando movilizaciones en toda Escocia a favor del nuevo referéndum.
Sin embargo, la decisión parece dividir a las filas nacionalistas. El ex ministro principal Alex Salmond, al frente ahora del partido Alba, acusó a Sturgeon de haber llevado la situación a "un callejón sin salida" e hizo un llamamiento para la puesta en marcha de "un movimiento de protesta y acción que capture el espíritu de la campaña a favor del sí de 2014.
Por su parte, Sturgeon anunció una conferencia especial del Partido Nacionalista Escocés el próximo año para determinar el camino a seguir, pues afirma tener un mandato innegable de los escoceses para celebrar el referéndum.
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