Libre de la burocracia Europea, el Reino Unido está liderando las sanciones contra Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania.
A los británicos sólo les separa una generación de los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial ordenados por Hitler, a quien parece que quiere imitar cada día más Vladimir Putin. Pero la situación se parece todavía más, si se observa la tibieza y lentitud con la que la burocrática Unión Europea está reaccionando ante Putin.
En los últimos días, el gobierno británico ha puesto en marcha un sistema de sanciones que tiene previsto reforzar y aumentar en breve. Entre ellas, ha establecido sanciones contra cinco bancos rusos y también contra tres multi-millonarios con fuertes vínculos con el Kremlin (Gennady Timchenko, Boris Rotenberg y Igor Rotenberg). Estos oligarcas verán congelados sus activos en el Reino Unido y no podrán viajar a este país. Todo un aviso a los más de 200 millonarios rusos que han entrado en el Reino Unido con el llamado “visado dorado”, que requiere una considerable inversión económica en el país de acogida.
La ministra británica de Exteriores, Liz Truss, ha convocado al embajador ruso en Londres, Andrei Kelin, por segunda vez en 48 horas para pedirle explicaciones por la "invasión ilegal y no provocada" de Ucrania.
Está previsto que Boris Johnson se dirija a la nación en las próximas horas por televisión para hablar de la situación en Ucrania y muy probablemente también para anunciar nuevas sanciones.
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