En una declaración frente al número 10 de Downing Street, donde se encuentra su residencia oficial, el primer ministro británico Rishi Sunak comunicó esta semana que había solicitado al rey Carlos III disolver el Parlamento el próximo 30 de mayo para que celebrar elecciones generales el 4 de julio.
Sunak aseguró estar orgulloso de lo que su gobierno conservador ha logrado y afirmó tener la intención de luchar por “cada voto”.
El primer ministro aceptó que el país se enfrenta a circunstancias “inciertas” debido a eventos como la guerra en Ucrania, y la inflación que afecta al bolsillo de los británicos. Pero aseguró que el plan de su gobierno está funcionando.
Entonces, ¿por qué anticipar las elecciones?
Una de las fuerzas que le ha podido empujar a ello es el clima interno en el partido conservador, donde Sunak ha tenido que aplacar varios intentos de amotinamiento de algunos de sus parlamentarios cercanos a Boris Johnson. El último fue un amago para elegir a un nuevo primer ministro hace sólo unas semanas. Una bomba de relojería que muchos en el partido conservador creen que podría estallar en el momento menos propicio de este año electoral y que era preciso desactivar cuanto antes.
El segundo elemento que puede haber impulsado el adelanto electoral es la situación económica. Muchos de los objetivos del gobierno de Sunak se han alcanzado o parecen estar en camino. La cifra de inflación actual puede considerarse un éxito y el panorama económico general es más brillante habiendo retomado el país la senda del crecimiento. La gran incógnita aquí es si el impacto en las variables macroeconómicas también se nota ya en las economías domésticas de una forma suficiente para producir un efecto electoral positivo para los conservadores.
Si las encuestas de opinión son, en general, correctas el partido en el gobierno cambiará en estas elecciones. Si están equivocadas, será una de las mayores sorpresas de los últimos años. En todo caso, se anuncia una campaña electoral reñida e interesante.
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