Han pasado exactamente 52 días desde que Keir Starmer fue nombrado primer ministro del Reino Unido. Su gabinete no ha perdido el tiempo. A los pocos días de su nombramiento, anunciaron que habían detectado un supuesto agujero de 20.000 millones de libras en las finanzas heredadas del gobierno conservador de Rishi Sunak. Todo un record de rapidez en revisar las cuentas del estado. Luego aclararon que realmente no se trataba de un agujero, sino de una estimación de los propios laboristas de que los ingresos del estado serían menores que los previstos por los conservadores. Conclusión: al contrario de lo que prometieron los laboristas en la campaña electoral, habrá que subir los impuestos en el presupuesto de este otoño.
Los conservadores claman que ya lo advirtieron, pero los votantes no quisieron creerles. Incluso la subida del IVA a las escuelas privadas que sí había sido anunciada por los laboristas, se ha anticipado, imponiéndose a partir de enero, es decir, a mitad del curso académico que ahora comienza y ha pillado a miles de padres desprevenidos en sus planes financieros a corto plazo.
El gobierno laborista también ha cancelado el plan de deportación de falsos solicitantes de asilo que aprobó el gobierno de Rishi Sunak y que ya estaba dando sus frutos. Y ésta sí es una patata bien caliente que los laboristas han querido heredar y que les va a costar sujetar, porque nunca han demostrado tener un plan claro y con expectativas de eficacia para reducir el flujo de inmigrantes ilegales que diariamente invade el Reino Unido.
También aquí los conservadores han enunciado su “ya lo advertimos”. Sin embargo, siendo realistas, el partido conservador necesita ahora concentrar sus esfuerzos en renovarse y recuperar a su electorado, ya que el sistema británico de elecciones hace imposible que un espectro político dividido sume mayorías. Recuerden que los laboristas consiguieron 2/3 del parlamento con tan sólo 1/3 de los votos totales.
El 29 de septiembre comienza la carrera para liderar el partido conservador, que culminará el 2 de noviembre con el anuncio de un nuevo líder que será su esperanza para recuperar el gobierno dentro de 4 años. Entre sus filas, se apunta que es fundamental que Boris Johnson haya sido definitivamente superado y que no se acerque a este proceso.
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