Esta semana los británicos se han visto sorprendidos con la decisión de cuatro cadenas de supermercados de limitar la venta de verduras y frutas a sus clientes debido al desabastecimiento de productos frescos.
Tesco anunció en la tarde del miércoles que sólo venderá tres unidades tomates, pimientos y pepinos por persona. Restricciones similares con la lechuga, el brócoli o la frambuesa ya se vienen aplicando desde hace unos días en los establecimientos de Aldi, Asda y Morrison, en un intento por evitar el acaparamiento por el pánico de los clientes.
Por su parte, desde la patronal británica de supermercados, se advirtió que se espera que el desabastecimiento dure «unas semanas más», hasta el inicio de la temporada de cultivos en el Reino Unido o hasta que se acceda a fuentes alternativas de suministro.
La difusión en redes sociales de imágenes de estanterías vacías no ha contribuido a la tranquilidad.
Las autoridades han atribuido la escasez al clima extremo en España y en el norte de África que ha afectado a las cosechas. Ya que la mayoría de las frutas y hortalizas que consume el Reino Unido en esta época del año proceden de estas regiones.
Pero el clima no es la única razón para la escasez de verduras. La BBC informó de que el alza de los precios de la energía también ha contribuido forzando a los agricultores británicos y neerlandeses a reducir el uso de invernaderos para sus cultivos de invierno.
El desabastecimiento es ya toda una costumbre en los mercados británicos. Al de frutas y verduras se une la reciente escasez de huevos, consecuencia del último brote de gripe aviar. La transición del brexit y más tarde la pandemia también han causado importantes problemas de suministro en los últimos años.
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