¿Se está alejando Gran Bretaña de puntillas de un escándalo médico? Hasta hace poco, muchos especialistas en género del Servicio Nacional de Salud trataban a los niños que se identificaban como trans siguiendo un enfoque "afirmativo". Es decir, aceptaban el autodiagnóstico como punto de partida para el tratamiento. Este enfoque se basa en la creencia de que la identidad de género es tan innata como el sexo biológico y podía implicar la prescripción automática de bloqueadores de la pubertad desde la adolescencia temprana, seguidos de hormonas del sexo deseado. Los efectos de todo ello son en general irreversibles.
Pero resulta que muchos trans arrepentidos están empezando a revisar sus historiales médicos y descubren que, cuando tomaron esa decisión sin apoyo alguno, junto a su disforia de género concurrían desórdenes como el autismo, la depresión o los trastornos alimentarios.
Ahora el SNS está retrocediendo. En un borrador de directrices publicado en octubre, advirtió que en los niños "la incongruencia de género... puede ser una fase transitoria".
El punto de partida del cambio fue un informe de Hilary Cass, exdirectora del Real Colegio de Pediatras, donde alertaba de los efectos de los bloqueadores de pubertad.
Muchas organizaciones educativas están empezando a confrontar las pretensiones del activismo radical trans utilizando un lenguaje directo y científico que contrasta con la literatura populista de izquierdas producida por organizaciones como Mermaids (en inglés, “Sirenas”). Se sabe que Mermaids ha promovido el uso de fajas en el pecho para niñas que se identifican como niños sin el conocimiento de sus padres. Uno de sus administradores dimitió después de descubrirse que había asistido a una conferencia de un grupo que apoya a los pedófilos; otro de sus empleados había publicado fotografías explícitas de sí mismo vestido como una colegiala.
La forma en que los políticos hablan sobre la ideología de género también está comenzando a cambiar. Keir Starmer, el líder del Partido Laborista, ha tratado durante mucho tiempo de eludir la tensa disputa entre activistas trans y feministas dentro de su partido. Pero en octubre afirmó que “los niños no deberían tomar estas decisiones tan importantes sin el consentimiento de sus padres”, lo que enfureció a los activistas trans de su partido.
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