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Foto del escritorJose Luis Hernandez de Arce

Los escándalos ajenos de Sunak


Rishi Sunak ha sido siempre el primero de su clase, desde Winchester hasta Oxford, pasando por Stanford y la banca de inversión en la City, sin apenas dar un paso en falso en toda su carrera. Los funcionarios que han trabajado con él destacan su capacidad para asimilar informes en tiempos record. Su agenda es inofensiva y políticamente sensata: reducir la inflación, disminuir las listas de espera sanitarias y mejorar la enseñanza de las matemáticas.

Aunque Sunak asumió el cargo con la promesa de restaurar la confianza en el gobierno, el primer ministro parece incapaz de escapar al caos heredado, que ya se ha vuelto rutinario en su partido. El mayor escándalo actual afecta a Nadhim Zahawi, que brevemente sucedió a Sunak como ministro, y a quien éste nombró presidente del Partido Conservador.

El 21 de enero, Zahawi, que tuvo una exitosa carrera como empresario antes de convertirse en miembro del parlamento, admitió haber llegado a un acuerdo con las autoridades fiscales sobre el impago de algunos impuestos en su anterior etapa. Zahawi dijo que la autoridad fiscal lo había encontrado "descuidado y no deliberado". Sunak le ha pedido a su asesor de ética que investigue, aunque no está claro que el primer ministro tenga el capital político para despedir a Zahawi.

Además, los cristales rotos que dejó Boris Johnson siguen causando problemas. El 22 de enero, el Sunday Times informó que Richard Sharp, el presidente de la BBC, estuvo involucrado en la intermediación de un préstamo de hasta 800.000 libras para Johnson mientras éste era primer ministro. Esto fue poco antes de que Johnson recomendara su nombramiento. El asunto está siendo investigado por el comisionado de nombramientos públicos.

La llegada de Sunak a Downing Street trajo estabilidad al gobierno, pero no precipitó una recuperación del partido conservador en las encuestas. Los tories están estancados 20 puntos por detrás del laborismo. No obstante, los votantes no parecen rechazar a Sunak. Además estos escándalos son ajenos a su gestión. Pero si no muestra su capacidad para controlar a su partido, se arriesgará a parecer débil o, lo que es peor, desafortunado.

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