Los conflictos laborales en Gran Bretaña han ido en aumento desde la pandemia. En 2019, se perdió una media de 19.500 días al mes por huelgas. En julio de 2022, la cifra era de 87.600 días.
Desde junio, tres sindicatos ferroviarios están participando en una serie de huelgas de un día, que han venido paralizando partes esenciales de la red ferroviaria. Los trabajadores del servicio postal también han realizado huelgas desde agosto y tienen planeados otros 19 días de paros hasta diciembre.
En julio, por primera vez en 30 años, cerca 40.000 trabajadores de las empresas de telecomunicaciones British Telecom y Openreach se declararon en huelga en busca de mejoras salariales , y se esperan más paros pronto.
Los trabajadores portuarios de Felixstowe y Liverpool también están en disputa por su salario.
Pero aún hay más por llegar. El sindicato de universidades, varios sindicatos de trabajadores de la salud, y el mayor sindicato de docentes están votando para acordar movilizaciones.
Según una encuesta, estas huelgas contarían con el apoyo del 60% de los ciudadanos, aunque habría que ver cómo evoluciona esa opinión cuando los servicios se vean interrumpidos.
Algunas movilizaciones ya han tenido resultados positivos para los huelguistas en forma de aumentos salariales, como es el caso de los abogados criminalistas de Inglaterra y Gales, los trabajadores de la basura en Eastbourne, los conductores de trenes escoceses o los de autobús de varias partes del país.
La gran pregunta es si las medidas que anunciará el gobierno en una semana podrán satisfacer a todos los que están tocando los tambores de guerra.
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