Dos años después del Covid, todos los espacios han vuelto a abrirse, las mascarillas han desaparecido y las restricciones se han acabado. Pero hay un 'efecto secundario' del virus que sigue afectando de lleno a la economía de Reino Unido y especialmente a Londres: se trata del teletrabajo.
Pese a los intentos del Gobierno conservador y de los medios de comunicación de animar a los trabajadores a volver a las oficinas, las cifras apuntan a que la caída en el número de trabajadores presenciales sigue afectando a la 'City', golpeando de lleno a los locales de sándwiches y poniendo en duda el futuro de los fondos inmobiliarios que alojan a las sedes de grandes empresas.
Los edificios de oficinas de la City han pasado de una ocupación de más del 95% en 2019 a un 85% este año. Los datos del Metro de Londres apuntan en la misma dirección: en sus 15 estaciones más céntricas, el número de pasajeros se ha desplomado en 100.000 al día de media. Todo ello, pese a que el Ayuntamiento de la capital espera que la cifra de turistas supere este año a la de 2019, lo que indica que la caída no se debe a los visitantes sino a los propios londinenses.
Estos datos se ven muy claramente en las estadísticas de ventas de Pret a Manger, una de las principales tiendas de sándwiches a la que suelen ir a comer los oficinistas del Reino Unido. Sus datos son tan útiles para calcular la actividad económica que la Oficina de Estadísticas Nacional británica elabora un índice con sus ventas semanales. Éstas ya superan ampliamente a las de 2019, pero su fortaleza está ahora en los aeropuertos y en las zonas residenciales, donde ahora compran los trabajadores que antes estaban en la 'City'.
En los últimos meses, compañías como el banco HSBC o la firma legal Clifford Chance han anunciado su próxima mudanza a edificios más pequeños.
Pese a que 56% de los empleados no puede teletrabajar por las características de su puesto, el 44% que sí lo hace se queda en casa unos 3 días a la semana de media, el máximo desde el fin del confinamiento. Todo ello en contra de un 49% de empresas que querrían que sus empleados pasaran más tiempo en la oficina y un 10% que ha cancelado el teletrabajo por completo, preocupados por la falta de productividad.
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