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La policía británica investiga disputas entre niños en los colegios como delitos de odio

  • Foto del escritor: Jose Luis Hernandez de Arce
    Jose Luis Hernandez de Arce
  • 24 nov 2024
  • 2 Min. de lectura


Muchos en el Reino Unido se preguntan estos días si no se está yendo demasiado lejos con los llamados delitos de odio que, en muchas ocasiones, se argumentan por el mero hecho de que alguien se sienta ofendido.

 

Las víctimas de esta persecución son ahora los niños en las escuelas. Padres estupefactos están viendo como algunos incidentes que antes, en el peor de los casos, terminaban en el despacho del director del colegio, ahora son considerados potenciales delitos y manejados por la policía.

 

Una niña de nueve años que llamó “retrasada” a una compañera de primaria se encuentra entre las miles de personas investigadas por la policía por incidentes de odio. También registraron una pelea en la que dos alumnas de secundaria dijeron que otra alumna olía “a pescado”.

 

Según la información obtenida de la policía por el periódico The Times, estos casos, junto a otros similares, fueron registrados por la Policía como actos de violencia doméstica.

 

Al parecer existe confusión dentro de la propia policía sobre qué tipo de incidente debe registrarse y, ante la duda, se realiza un registro masivo.

 

Según las estadísticas del Cuerpo de Policía del Reino Unido, en 12 meses anteriores al mes de junio se habían registrado más de 13.200 supuestos incidentes de odio.

 

La polémica subió un escalón más después de que la semana pasada la policía se presentara en casa de la columnista del periódico The Telegraph, Allison Pearson, para informarle de que estaba siendo investigada por presunta incitación al odio racial, a raíz de una publicación realizada X con ocasión de la masacre de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023. La publicación fue eliminada hace más de un año.

 

Como muchos nos temíamos, esa figura jurídica tan confusa y manipulable como es el delito de odio, está sirviendo para amenazar a los niños y encorsetarles en los esquemas de lo políticamente correcto. En última instancia, lo que se puede conseguir es terminar con la libertad de expresión a través de estos mecanismos de amenaza. Empezando en edades tempranas, se puede condicionar al futuro adulto de forma que ya no sea necesaria esa visita que la policía hizo a casa de la periodista Allison Pearson porque ni si quiera se ejercitará el derecho de todo ciudadano a expresar sus ideas, por mucho que molesten a los demás.

 

Y uno se pregunta, con el aumento de la delincuencia ¿no tiene la policía nada mejor que hacer que el trabajo que antes hacía el director del colegio?

 
 
 

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