La nueva secretaria de Exteriores Elisabeth Truss se estrenó el martes como "negociadora post-Brexit”. Truss afronta un contexto incluso más complicado que su predecesor David Frost, pues nosólo tendrá que lidiar con la Unión Europea.
Por un lado, Truss se enfrenta a los recelos del ala dura del Partido Conservador, que ha recordado estos días la campaña anti-Brexit de Truss. En 2016 llegó a afirmar “No quiero que mis hijas crezcan en un mundo en el que necesiten un visado o un permiso para trabajar en Europa”
Por otro lado, Truss se enfrenta a las amenazas del Partido Democrático Unionista, que exige un rechazo frontal al Protocolo de Irlanda.
Aunque sus primeras declaraciones han tenido un tono conciliador y constructivo hacia la Unión Europea, Truss no pierde la oportunidad de recalcar que la posición británica no ha cambiado tras la dimisión de David Frost. Es decir, la exigencias de libre circulación de mercancías entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y el fin del papel arbitral del Tribunal de Justicia de la UE.
Igualmente, Truss no duda en amenazar con jugar la carta del artículo 16 del protocolo, que podría llevar a una guerra comercial total.
Truss será un hueso difícil de roer para la Unión Europea. Con 46 años, es la ministra mejor valorada del gabinete Johnson. Se curtió con los gobiernos de Cameron y Theresa May. Y a pesar de su posición inicial, terminó siendo una de las más entusiastas defensoras del Brexit. No en vano, ha negociado más de 70 acuerdos comerciales bilaterales con otros tantos países.
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