Con las elecciones a la vuelta de la esquina, las iniciativas del Parlamento Británico ya no se dirigen al actual gobierno, sino al que resultará de los comicios del 4 de julio. Y en esta línea, el Comité de Educación de la Cámara de los Comunes se ha dirigido al próximo Gobierno con la propuesta de que estudie muy seriamente prohibir el uso de smartphones (es decir, los teléfonos móviles con acceso a internet) a los menores de 16 años. Y no sólo en el colegio sino también en casa.
El informe de este comité señala que “El daño que causan los móviles es superior a sus beneficios, ya que permite a los niños y adolescentes el acceso a contenidos pornográficos y facilita su explotación por bandas criminales”. Además, recomienda que la edad mínima para abrir cuentas en redes sociales, y para que las empresas tecnológicas dispongan de los datos de los usuarios, sean también los 16 años, que es la edad a la que en Gran Bretaña se está capacitado para consentir legalmente casarse o tener relaciones sexuales.
Desde febrero, el Gobierno recomienda a las escuelas que no permitan el uso de los smartphones en horario docente a los menores de 16 años. Pero la propuesta actual, promovida por parlamentarios de distintos partidos pide ahora al próximo primer ministro que considere convertirlo en una prohibición legal en vez de una sugerencia, y hacerla extensiva al hogar y a todo tipo de situaciones.
Las reacciones han sido diversas, con la cuestión fundamental de cómo implementar en la práctica una medida tan restrictiva sin convertir a Gran Bretaña en un estado policial.
Un estudio indica que un 25% de los menores de 16 años son adictos al móvil y un 29% de niños y adolescentes acceden a materiales pornográficos antes de cumplir los 18.
Asimismo, una cuarta parte de los pequeños de tres y cuatro años dispone de su propio smartphone, mientras que prácticamente la totalidad de los niños tiene uno cuando cumple los 12 años. Un año después, a los 13, un 50% está ya buceando en las redes sociales.
El nuevo gobierno se encontrará este tema encima de la mesa aunque todo apunta que no habrá una decisión rápida por la complejidad del
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