Casi tres meses después de su llegada al poder en Reino Unido, los laboristas se reunieron la semana pasada para su congreso anual en Liverpool, entre críticas que incluso vienen de sus propios militantes y miembros del parlamento, y con su líder envuelto en una polémica por aceptar regalos.
Así, el congreso laborista llegaba en plena controversia por los regalos que recibió Keir Starmer y su esposa que incluyeron entradas para conciertos o partidos de fútbol, o ropa de lujo, por un valor acumulado de más de 100.000 libras desde finales de 2019. Esta semana, además, se ha sabido que un rico propietario cedió a Starmer el uso de su ático de valorado en 18 millones de libras. Algunas de estas donaciones no fueron declaradas al Parlamento tal y como prescribe su código ético.
Estas revelaciones llegan justo cuando el gobierno ha pedido a la población que se prepare para hacer algunos esfuerzos que requerirán los próximos presupuestos, incluyendo subidas de impuestos y la supresión de un subsidio de combustible energético de invierno para 10 millones de pensionistas.
Ante el escándalo, Downing Street anunció el viernes que Starmer y sus más cercanos colaboradores ya no aceptarían donaciones de ropa, pero nada dijeron de otros regalos.
Por otra parte, la Oficina Nacional de Estadísticas informó esta semana que la deuda pública británica llegó en agosto al 100% del Producto Interior Bruto, elevando la presión sobre el gobierno a pocas semanas de lanzar su primer presupuesto.
La estrategia de Starmer de culpar a los anteriores gobiernos conservadores de todos los males de la economía e incluso de sus propias políticas, empieza a agotar la paciencia de los británicos, a quienes se les había prometido una mejora de los servicios públicos y de su poder adquisitivo que, de momento, va a quedar en nada.
Sin haberse cumplido todavía los primeros 100 días de gobierno laborista, la popularidad del primer ministro ya ha caído significativamente y ya ha tenido una primera revuelta entre sus parlamentarios por acabar con el subsidio energético a los pensionistas.
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