El parlamento británico aprueba la ley de eutanasia

El gobierno laborista de Keir Starmer parece dispuesto a no dejar sin implementar ni un solo punto de la agenda global de la izquierda.  Ahora, toca la eutanasia.

Este viernes, el Parlamento británico ha aprobado en la Cámara de los Comunes el Proyecto de ley sobre adultos con enfermedades terminales, que permite a estos enfermos solicitar la muerte asistida.

A diferencia de propuestas pasadas, esta iniciativa impone más requisitos a los solicitantes y convierte en delito, con penas de hasta 14 años, presionar, coaccionar o engañar a alguien para que se quite la vida o declare que quiere acabar con ella. Los solicitantes deberán llevar al menos 12 meses recibiendo atención de su médico de cabecera y ser residentes en Inglaterra o Gales.

Asimismo, la decisión únicamente la podrá tomar el paciente, por lo que su salud mental deberá ser óptima, sometiéndose a la evaluación de dos médicos. Tendrá formalizar dos declaraciones separadas por escrito, con testigos, constatando el deseo de morir y obtener una orden judicial.  Al final del proceso, el médico será el encargado de preparar el antídoto letal, pero sólo el paciente podrá administrárselo a sí mismo.

Aun con todas estas cautelas, la norma no termina de convencer, pues ha sido aprobada con un margen nada amplio de 330 votos a favor y 275 en contra, donde los diputados han tenido total libertad para votar.  El primer ministro, Keir Starmer, a pesar de haber ocultado su opinión hasta el último momento, ha votado a favor.

Durante la sesión parlamentaria, diversos grupos de ciudadanos a favor de la vida, con pancartas que expresaban que «el suicidio asistido no es la solución» o «no convirtáis a los médicos en asesinos», se han reunido en la Plaza del Parlamento, en Londres, para apoyar la alternativa de los cuidados paliativos, ya que consideran que acompañar al enfermo hasta los últimos días de su vida es la «verdadera solución».

La ley continuará su tramitación en la Cámara de los Lores para la presentación de enmiendas en 2025.  Pero el ajustado margen por el que se ha aprobado el proyecto hace posible todavía su descarrilamiento.