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Foto del escritorJose Luis Hernandez de Arce

El gobierno laborista afronta la crisis de falta de espacio en las prisiones británicas liberando reclusos antes de tiempo



Reino Unido afronta una crisis de espacio en las prisiones que el gobierno laborista ha decidido abordar liberando presos antes del cumplimiento de sus condenas, provocando desconcierto, preocupación y, sobre todo, mucha indignación.

 

En septiembre, fueron liberados 1.700 presos y esta semana otros 1.100, dentro del objetivo total de 5.500 plazas liberadas.

 

Ya han surgido los primeros escándalos: algunos de los liberados en la primera ola de septiembre no habían sido equipados con los rastreadores que debían llevar. Además, 37 presos fueron liberados erróneamente porque sus delitos habían sido registrados de forma incorrecta, ya que, todos ellos habían violado órdenes de restricción, lo que debería haberlos descalificado. Y como guinda del pastel, algunos presos relacionados con bandas criminales han dejado el recinto de su prisión en coches de superlujo.

 

Antes de que comenzara el programa de liberación anticipada, los datos del Ministerio de Justicia, mostraban que la población carcelaria en Inglaterra y Gales estaba en un nivel récord de 88.500 reclusos, lo que dejaba una capacidad libre de tan solo 1.100 plazas. El número de reclusos ha crecido en la última década alrededor de 4.500 personas al año, mucho más rápido que la construcción de nuevas celdas.

 

Este crecimiento se debe a varios factores, entre los que destaca que ahora se dictan sentencias con condenas más largas. También, ha habido un aumento en el número de presos en prisión preventiva. Ambas tendencias revelan, en definitiva, un aumento de la delincuencia.

A pesar de ello, para el gobierno laborista, la liberación de presos no es sólo una solución transitoria pues ya ha informado de que, además de construir más plazas para nuevos reclusos, quiere modificar la forma en que se aplican las sentencias, reduciendo el número de personas que entra en prisión.


Muchos se hacen ahora dos preguntas: Primera: ¿No se podría hacer algo con los cerca de 10.000 presos extranjeros que mantiene el sistema de prisiones británico? Y Segunda: ¿No se está mandando el mensaje equivocado a los delincuentes?

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