El Reino Unido, con una de las inflaciones más altas de Europa, lleva meses sufriendo huelgas y protestas de todo tipo de trabajadores que exigen subidas salariales ajustadas al IPC. Los funcionarios son uno de esos grupos, y este jueves, el Gobierno ha cedido tras meses de protestas, huelgas y amenazas.
El primer ministro, Rishi Sunak, ha anunciado alzas de cerca del 6% para la policía, los militares, los profesores y los médicos, que serán financiadas con impuestos extraordinarios a los inmigrantes que ya residan o que pidan trabajar en el país.
Uno de los principales obstáculos hasta el momento era la delicada situación económica del país, con unos tipos de interés disparados y un empobrecimiento creciente de la población. El ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, había prometido que cualquier subida debía ser financiada sin aumentar el déficit ni subir impuestos a la población con derecho a voto. La solución ha sido cargar fiscalmente a los habitantes sin ese derecho: la subida del 7% a la policía se financiará encareciendo los visados de estudio y trabajo en el Reino Unido, y la subida del 6% a los médicos vendrá de un impuesto que deberán pagar los extranjeros que acudan a un hospital británico.
El resto de subidas vendrán de recortes en el resto de partidas. Así, el ministro ha anunciado una congelación de plantillas en el Ministerio de Defensa, sin reponer las plazas que vayan quedando vacantes, para cubrir un alza del 5% en sus salarios, y ha pedido a Educación buscar "eficiencias" para cubrir la subida del 6,5% para los profesores sin tener que ampliar los presupuestos.
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