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Cautela inicial del gobierno británico ante los nuevos aranceles

  • Foto del escritor: Jose Luis Hernandez de Arce
    Jose Luis Hernandez de Arce
  • 5 abr
  • 2 Min. de lectura

Con calma y evitando cualquier tipo de confrontación. Así reaccionó esta semana el primer ministro británico, Keir Starmer, ante los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense a los que, de momento, el Reino Unido no responde con represalias.


Los aranceles que Estados Unidos aplicará al Reino Unido serán finalmente del 10% frente al 20 % de la Unión Europea. Esta diferencia salvará, según fuentes oficiales, miles de puestos de trabajo. No obstante, la medida tendrá gran impacto en las exportaciones anuales que Gran Bretaña envía al otro lado del Atlántico -valoradas en 60.000 millones de libras- y se teme que podrían acabar por completo con el crecimiento de la economía británica el próximo año, dando al traste con los planes del ejecutivo laborista. Además hay excepciones, pues, en el caso de los automóviles, el acero y el aluminio la tasa será del 25%.

Los aliados de Starmer consideran que ha sido su buena labor diplomática la que ha conseguido que el Reino Unido tenga un trato de favor gracias a la histórica “relación especial” entre ambos países. Sin embargo, los euroescépticos alegan que ha sido el Brexit el que ha permitido a los británicos tener ahora una mayor autonomía estratégica.

Starmer se reunió esta semana con empresarios en su residencia oficial y afirmó que, “al igual que con la defensa y la seguridad”, el mundo está entrando “en una nueva era económica y comercial”. Añadió que su gobierno aún espera alcanzar un acuerdo con Estados Unidos, pero reiteró que no descarta ninguna opción en cuanto a la respuesta. Su máxima, por ahora, es que una de las grandes fortalezas de esta nación es su capacidad de mantener la calma.


El nuevo escenario comercial preocupa especialmente en Irlanda del Norte, que con el Brexit quedó en una situación excepcional, diferente al del resto del Reino Unido, alineada con la normativa comunitaria debido a la frontera especial que mantiene con la República de Irlanda, parte del mercado único.


La responsable de Economía norirlandesa, Caoimhe Archibald, calificó los aranceles como «profundamente lamentables» y pidió al gobierno central de Londres que tenga en cuenta las circunstancias únicas de Irlanda del Norte en las negociaciones comerciales. Según las normas posteriores al Brexit, las mercancías que entran en Irlanda del Norte deben cumplir las normas de la UE. Esto significa que si Bruselas decide imponer aranceles de represalia a Washington, pero el Reino Unido no lo hace, los productos estadounidenses que entren en Irlanda del Norte podrían tener que pagar los aranceles más altos aplicables a la UE, aunque los importadores norirlandeses podrían obtener un reembolso si pueden demostrar que sus productos no van destinados a la República de Irlanda, es decir, a territorio de la Unión Europea.

 
 
 

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